El viejo

-Pasa, te estaba esperando- Espeto el viejo, mientras habría la puerta
-Gracias, no esperaba menos de ti.
-Toma asiento, tenemos que discutir algunas cosas. – Susurró entre dientes el viejo
-Ya sabes que no dispongo de mucho tiempo, pero te escucharé de pie.- Y mientras decía esto, el invitado, dejó a un lado su capa-Como prefieras, quieres tomar algo?
-No, no bebo gracias.
- El viejo lo miró con su rostro lánguido y sus ojos azules realmente vivos, y dijo:
- Quería pedirte un favor, mañana se casa mi hija, me gustaría acudir a su boda.
-Felicidades, pero sabes que tienes un compromiso conmigo.
-Lo sé pero me hace mucha ilusión – El viejo cargó todo el poder de su mirada en su interlocutor – Y que importa si retrasamos un día nuestro acuerdo?
-El mundo no funciona así viejo, yo me tomo muy en serio mi trabajo. Imagínate por un momento como serian las cosas si me tomara mi trabajo a la ligera…
-Tan sólo te pido un día.
-Muy bien, que estas dispuesto a darme por ese día?- En este momento el invitado, no pudo disimular una pequeña sonrisa sardónica-No tengo nada de valor – dijo el viejo mientras se mesaba la barba – Sólo poseo esta casa y me parece un precio muy alto por retrasar un día nuestro acuerdo.
-La tienes a ella… - Y en este momento el rostro del invitado se contrajo en una muesca realmente inclasificable
-A quién te refieres a Chloe?- dijo el viejo-Si.

En este momento un silencio incomodo se hizo dueño de la estancia, tan sólo la lluvia incesante que se estrellaba contra el cristal era la prueba fehaciente de que el tiempo pasaba, si no fuera por eso parecería que el tiempo se hubiese detenido.

-Durante 20 años he amado a esa mujer, durante 20 largos años he querido a Chloe. Ha sido mi sustento cuando las cosas han ido mal, he trabajado duro para sacarla adelante y me ha dado 3 hermosas hijas. La he colmado de presentes y regalos. He trabajado como un esclavo para darle todo lo que ella pretendía y tratarla como una reina. Chloe mi hermosa Chloe… y con que me lo has pagado… Acostándote con todo aquel que se dignara a posar sus ojos en ti. Me has hecho el hazmerreír del pueblo, no hay hombre que no haya probado tu cama, ya sea por capricho tuyo o simplemente por rebeldía… Así me pagas el amor que te he profesado…- En este momento los ojos azules del viejo brillaban como dos tizones puestos al calor de la brasa- Llévatela, pero no me vas a dar un día, me vas a dar un año!- Grito el viejo a pleno pulmón-

-Trato hecho- Dijo el invitado.
-Eres un ser cruel, eres un ser vil – Dijo el viejo, con desprecio.
-Vil y cruel son adjetivos que no se me pueden aplicar- Contestó el invitado- Tan sólo cumplo mi trabajo.
-Lárgate de aquí!- Grito el viejo
- Como prefieras, me voy temprano que mañana tengo trabajo. Por cierto tu hija no llegará a casarse. Mañana justo cuando se este preparando para la boda, vendré a por ella.

Y con estas palabras y una sonrisa en la boca, la muerte se alejó de la casa del viejo…

Comentarios

Marta Uma Blanco ha dicho que…
Miguel, por fin he podido entrar en tu sitio. Me gusta mucho el nuevo formato, y muchas gracias por haberme ¿¿"vinculado"??

Tu relato me gusta como todos, aunque la presencia oscura del visitante me ponga un poco los pelos de punta. ¿Has leído la dama del alba? Es una obra teatral de Alejandro Casona. Aunque su regusto es un tanto antiguo, me encanta cómo presenta a la muerte: como una muchacha frágil condenada a segar vidas y a no poder ella misma morir.
Un abrazo
Marta
veronica ha dicho que…
Una página preciosa, si señor, una fan de la lectura.

Saludos

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